Quirino Cristiani había llegado a nuestro país a la edad de cuatro años, desde su Italia natal, en el 1900. Para 1914, su habilidad natural para el dibujo le había facilitado un puesto en el diario Última Hora, donde dibujaba las caricaturas que acompañaban a las noticias. A raíz de esto, Federico Valle -otro italiano, que en 1911 fundó un laboratorio para titulaje de filmes y que fue expandiéndose hasta tener su propia productora- le pidió que realizara algo semejante para su noticiero semanal; el Actualidades.
Recuerda Cristiani: “Mi parte era la preparación de un dibujo que salía en la pantalla como una mano que se movía rápidamente mientras dibujaba al personaje y al globo donde escribía el chiste... Un buen día Federico Valle me dice: “Sus dibujos son muy comentados. Pero como el cine es movimiento, tiene que darle movimiento a sus dibujos...” Lo estudié mucho y le aseguro que me quitó horas de sueño. Pero al final lo conseguí. Recorté la figura del entonces presidente Yrigoyen y filmé fotograma por fotograma mientras iba moviendo la figura. Cuando Valle lo ve, dice: “Sí, es algo movido, pero en realidad parece que estuviese patinando.” ¡La Madonna Santa! Era fácil decirlo pero difícil hacerlo... Bueno, entonces decidí cortar la figura en sus trozos anatómicos y las cosí con hilo. Lo filmé cuadro por cuadro moviendo las partes y así fue como Yrigoyen comenzó a moverse. Enseguida lo registré, y si le interesa le digo que el número de patente es el 15.498.”
El público porteño de la época no se explicaba cómo se había logrado esa ilusión; y el éxito fue tan grande que Valle, tentado por ese espíritu que caracteriza a los pioneros, decidió realizar la película que pasaría a ser el primer largometraje de animación de la historia del cine mundial: El Apóstol. Se estrenó en 1917. Era una sátira al gobierno de Yrigoyen.
El Apóstol tuvo éxito en sus primeras semanas, y fue elogiada por la crítica de la época, pero no trascendió demasiado. Pero ello no importó ni a Valle ni a su gente. El honor de realizar la primera película de dibujos animados de 50 minutos de duración fue suficiente.
La poca resistencia al fuego de las películas de nitrato de plata de la época impide que hoy podamos apreciar estos primeros trabajos: El Apóstol y otras de sus primeras animaciones se destruyeron en el primer incendio de la Cinematografía Valle.
En 1918 Cristiani realiza Sin dejar rastros, un filme basado en un evento real. Cristiani filmó la película con argumento de José Bayón, pero fue secuestrada por el Ministerio del Interior en el día mismo de su estreno, y desapareció.
Entre 1918 y 1927, Cristiani continúa con su producción de animación, la mayoría cortos de carácter satírico de un solo acto.
En 1927 funda los Estudios Cristiani, un laboratorio cinematográfico para el procesamiento de filmes nacionales y el subtitulado de películas extranjeras. También realizaba cortos publicitarios para la Metro Goldwyn Mayer.
Dentro de esa estructura surge Peludópolis (1931), su segundo largo animado y el primer largometraje sonoro de animación. El sonido “sincronizado” venía en discos que se reproducían paralelamente a la proyección del filme.
Peludópolis también se perdió entre alguno de los incendios que sufrieron los Estudios Cristiani.
De ahí en adelante la producción de Cristiani se enfoca a la realización de cortos publicitarios o recreativos como “Carbonada”, “Entre pitos y flautas”, o “El chiste animado”.
Hacia 1938 Cristiani realiza El mono relojero, basado en un cuento de Constancio C. Vigil. Para entonces, los acetatos transparentes ya habían llegado a Argentina, y el filme se realizó con esa técnica.
El mono relojero es la única obra de Cristiani que se conserva hasta la actualidad, gracias a las copias que quedaron en poder de Constancio Vigil.
Se reconocen en este filme influencias de animadores norteamericanos, particularmente el estilo de moda para la época: el desarrollado por la productora de los Hermanos Fleischer (Betty Boop - Popeye).
Luego de legar a la humanidad lo que se convertiría en una de las ramas más ricas y creativas del cine, Cristiani fallece el 2 de agosto de 1984, a los 88 años de edad.
Escrito por Alejandro R. González
(Extractos de un estudio publicado en la revista electrónica “Miradas” de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba)
Hola Lu, que bueno esto,
ResponderEliminarintenté comunicarme contigo pero fue imposible
saludo
Pablo Abate